jueves, 28 de agosto de 2014

NO PUEDO DEJAR DE VERTE

Paseaba en mi mente y el primer recuerdo brotó como si fuera un chorro de agua que fluye de repente. Fue ahí donde 27 obras de arte de Oscar Corcuera en el Centro Cultural Federico Villarreal me guiaban a una escalera de caracol hecha de mármol con baranda dorada y un techo más alto de lo usual llevándome así a la siguiente entrada, con pequeños pasos logro visualizar el primer panel; solo con un lienzo de caballos, de colores cálidos y pinceladas gruesas que trazan el perfil con fuerza dando a notar sus expresiones. Un paso más y el piso de parquet me guiaba al siguiente  panel y al siguiente  donde  se presentaban los lienzos de estos animales ya sea en la parte de adelante y posterior de este. 
El  mundo de acuarelas y oleos, es esfuerzo de personas que en sus obras trasmiten emociones. Corcuera, un hombre peruano de tés trigueña, de estatura mediana, de cabello cano, con el look de Albert Einstein y  bigote plateado en la parte superior del labio.El paisaje andino es su mayor inspiración, el hombre de campo que cada día pone un grano de arena para poder vivir el día a día.Apreciar el significado cultural es dar una mirada al pasado y decir que nada se olvida.



PASAJE DEL RECUERDO

El pasaje oscuro y angosto que recorre cada día una persona es sin duda igual de tediosa que el camino de un escritor. "Pues yo prefiero morirme antes que vender esta joya dedicada por un amigo", palabras de grandes amigos que valoran  las historias y el trabajo de García Márquez. Aquel libro de relatos contados mientras sus amistades tomaban el café y entusiasmados esperaban siempre una nueva narración; al lado Mercedes su fiel compañera lo acompañaba en esos tropiezos cotidianos que tenían siempre una solución, junto con el nuevo inicio de cincuenta y tres pesos.
La novela detrás de la novela es la travesía por un libro y el enfrentamiento de la dura realidad en cada despertar. Si mira o no, hay cientos de imágenes que une cada relato donde el destino del protagonista está en manos del autor y llega al lector como simples hojas de un árbol que cae en otoño. En alguna parte había una respuesta: años de trabajo.